En un rincón de Lugo (Galicia), en la parroquia de Barredo, municipio de Castroverde, se encuentra la Quesería Santo André, un pequeño taller artesanal que ha devuelto a la vida un producto que había quedado en el olvido: el queso curado de O Cebreiro D.O.P.

Carlos Reija es la persona detrás de este proyecto, un apasionado quesero que ha demostrado que, a veces, mirar al pasado puede ser la clave para innovar en el presente.

DE GANADERO A QUESERO

La historia de Carlos Reija es la de una transformación personal y profesional guiada por el sentido común y la intuición. Durante décadas, dirigió una explotación ganadera en Castroverde que, ante las dificultades del sector lácteo le llevaron a buscar alternativas. En 2010, decidió convertir parte de su producción en quesos, aprovechando la Denominación de Origen Protegida Queixo do Cebreiro. De esta manera, en pocos meses transformó su explotación en una quesería y comenzó a elaborar quesos frescos.

ARTESANÍA Y SOSTENIBILIDAD

En la Quesería Santo André, el proceso es totalmente artesanal, desde el amasado manual del cuajo hasta su maduración en cámaras frigoríficas, donde cada paso está pensado para preservar la autenticidad del producto, priorizando la calidad sobre la cantidad.

Carlos Reija es un ejemplo de cómo el respeto por la tradición puede combinarse con la creatividad para crear algo nuevo. Su trabajo en la quesería no solo ha rescatado un producto perdido, sino que ha puesto en el mapa internacional a un pequeño rincón de Galicia.

La historia de este queso olvidado comienza en el 2015, cuando presentó en el Salón Gourmets de Madrid la versión curada de los quesos frescos que producía. La acogida fue espectacular, llevándose el galardón absoluto en su categoría y posicionándose como uno de los mejores quesos del evento. Pero llegar a ese punto no fue nada fácil.

CEBREIRO MADURADO: RESCATANDO UN LEGADO

El queso de O Cebreiro, fresco por tradición, tiene su origen en el siglo IX con los primeros monjes que se instalaron en O Cebreiro y se popularizó gracias a los peregrinos del Camino de Santiago.

La versión madurada llegó hasta las cortes europeas y en el siglo XVIII los reyes españoles lo utilizaban como obsequio. Pero a lo largo de los siglos, su producción se perdió por completo hasta el año 2015.

Carlos Reija dedujo que, para que el queso llegase a lugares tan lejanos, tenía que existir una versión curada. Tras muchas pruebas y ajustes basados en los recuerdos de las personas mayores de la comarca, logró dar con una receta que evoca esos quesos antiguos.

La Quesería Santo André es la única productora de la versión madurada de este queso, que destaca por su corteza natural, textura quebradiza y un sabor cremoso. Su maduración es de 2 meses como mínimo, manteniendo parte de la acidez y frescura, pero más intenso y potente que el fresco.

Es un queso perfecto para una tabla de quesos, ideal para el final de una degustación con vinos blancos de la Ribeira Sacra.

EL QUESO FRESCO DE O CEBREIRO: UNA DELICIA TRADICIONAL

El queso fresco de Santo André destaca por su textura suave y sabor ligeramente ácido, perfecto para consumir solo o como ingrediente en recetas tradicionales. Este producto, amparado por la D.O.P. Queixo do Cebreiro, sigue un proceso completamente artesanal: la leche se pasteuriza, se cuaja y luego se escurre en sacos de tela para dar forma a las piezas. En apenas 24 horas, el queso está listo para ser disfrutado.

QUESO DE VACA CURADO

Otro de los productos que fabrica en la Quesería Santo André es el queso de vaca curado Carlos Reija, elaborado con leche de vaca pasteurizada y con una curación mínima de 4 meses.

Este queso de forma cilíndrica presenta una textura firme y cremosa en boca, con una corteza enmohecida, a veces con grieta y sin crecimiento de mohos internos.

La Quesería Santo André es un proyecto que ha revitalizado una tradición casi olvidada. Carlos Reija, con su pasión y dedicación ha demostrado que la recuperación del patrimonio gastronómico es posible. En nuestro catálogo podrás encontrar estos productos que en su día fueron codiciados por reyes.

En un rincón de Lugo (Galicia), en la parroquia de Barredo, municipio de Castroverde, se encuentra la Quesería Santo André, un pequeño taller artesanal que ha devuelto a la vida un producto que había quedado en el olvido: el queso curado de O Cebreiro D.O.P.

Carlos Reija es la persona detrás de este proyecto, un apasionado quesero que ha demostrado que, a veces, mirar al pasado puede ser la clave para innovar en el presente.

DE GANADERO A QUESERO

La historia de Carlos Reija es la de una transformación personal y profesional guiada por el sentido común y la intuición. Durante décadas, dirigió una explotación ganadera en Castroverde que, ante las dificultades del sector lácteo le llevaron a buscar alternativas. En 2010, decidió convertir parte de su producción en quesos, aprovechando la Denominación de Origen Protegida Queixo do Cebreiro. De esta manera, en pocos meses transformó su explotación en una quesería y comenzó a elaborar quesos frescos.

ARTESANÍA Y SOSTENIBILIDAD

En la Quesería Santo André, el proceso es totalmente artesanal, desde el amasado manual del cuajo hasta su maduración en cámaras frigoríficas, donde cada paso está pensado para preservar la autenticidad del producto, priorizando la calidad sobre la cantidad.

Carlos Reija es un ejemplo de cómo el respeto por la tradición puede combinarse con la creatividad para crear algo nuevo. Su trabajo en la quesería no solo ha rescatado un producto perdido, sino que ha puesto en el mapa internacional a un pequeño rincón de Galicia.

La historia de este queso olvidado comienza en el 2015, cuando presentó en el Salón Gourmets de Madrid la versión curada de los quesos frescos que producía. La acogida fue espectacular, llevándose el galardón absoluto en su categoría y posicionándose como uno de los mejores quesos del evento. Pero llegar a ese punto no fue nada fácil.

CEBREIRO MADURADO: RESCATANDO UN LEGADO

El queso de O Cebreiro, fresco por tradición, tiene su origen en el siglo IX con los primeros monjes que se instalaron en O Cebreiro y se popularizó gracias a los peregrinos del Camino de Santiago.

La versión madurada llegó hasta las cortes europeas y en el siglo XVIII los reyes españoles lo utilizaban como obsequio. Pero a lo largo de los siglos, su producción se perdió por completo hasta el año 2015.

Carlos Reija dedujo que, para que el queso llegase a lugares tan lejanos, tenía que existir una versión madurada. Tras muchas pruebas y ajustes basados en los recuerdos de las personas mayores de la comarca, logró dar con una receta que evoca esos quesos antiguos.

La Quesería Santo André es la única productora de la versión madurada de este queso, que destaca por su corteza natural, textura quebradiza y un sabor cremoso. Su maduración es de 2 meses como mínimo, manteniendo parte de la acidez y frescura, pero más intenso y potente que el fresco.

Es un queso perfecto para una tabla de quesos, ideal para el final de una degustación con vinos blancos de la Ribeira Sacra.

EL QUESO FRESCO DE O CEBREIRO: UNA DELICIA TRADICIONAL

El queso fresco de Santo André destaca por su textura suave y sabor ligeramente ácido, perfecto para consumir solo o como ingrediente en recetas tradicionales. Este producto, amparado por la D.O.P. Queixo do Cebreiro, sigue un proceso completamente artesanal: la leche se pasteuriza, se cuaja y luego se escurre en sacos de tela para dar forma a las piezas. En apenas 24 horas, el queso está listo para ser disfrutado.

QUESO DE VACA CURADO

Otro de los productos que fabrica en la Quesería Santo André es el queso de vaca curado Carlos Reija, elaborado con leche de vaca pasteurizada y con una curación mínima de 4 meses.

Este queso de forma cilíndrica presenta una textura firme y cremosa en boca, con una corteza enmohecida, a veces con grieta y sin crecimiento de mohos internos.

La Quesería Santo André es un proyecto que ha revitalizado una tradición casi olvidada. Carlos Reija, con su pasión y dedicación ha demostrado que la recuperación del patrimonio gastronómico es posible. En nuestro catálogo podrás encontrar estos productos que en su día fueron codiciados por reyes.

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